viernes, mayo 22, 2009

Puntos de vista

¿Que veo el mundo desde mi punto de vista? Cierto es, como todos. Pero yo al menos sé que no estoy en posesión de la verdad absoluta.

¿Que tienes la cabeza bien amueblada? Tan amueblada como lo puede tener cualquiera que no tenga ningún trastorno o, al menos, que no se le haya diagnosticado.

¿Que has resuelto todos tus problemas? Bien. Me alegro por ti. ¿Por qué ahora no tratas de resolver también ese mal genio?

¿Que no tienes mal genio? Porque tú lo digas. Yo pensaba que los que no tienen mal humor no discuten y, ahora mismo, se te podrían contar unas cuantas bien gordas.

¿Que tú has estado viviendo sola por ahí y que no te ha pasado nada? Si, claro. A veces es más fácil vivir sola que en compañía.

¿Que no soportas que me vaya a mi habitación? Es posible pero la verdad es que yo no quiero discutir y, como dice el refrán: Dos no discuten si uno no quiere. Pero también es cierto que no quiero oír como me pones a parir y como opinas que mi vida es una mierda y que no he hecho nada. Hay otro refrán para eso: Oídos que no oyen, corazón que no siente. Y en tu caso o me estás gritando o me estás insultando y, sinceramente, considero que ponernos las dos a gritar una más alto que la otra si que es un comportamiento de berrinche de niña pequeña. Quedarse a gritarse mutuamente es fácil, la opción difícil es echarle ovarios y largarte. Y contigo, parece ser la única solución para que dejes de gritar y te tranquilices.

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jueves, abril 16, 2009

Cosas para no decir

Un espacio aquí para aquello que no se dice pero que en ocasiones se debería.

¿Cuál es esa estúpida razón que te lleva a intentar controlar mi vida?
Nuestros valores personales son muy diferentes. Yo no te digo como tienes que manejar a tus amigos. Yo no te digo como tienes que conducir o como tienes que llevar el coche para no estropearlo. ¿Para qué? Si vas a decir que son chorradas y no me vas a hacer caso.

¿Qué lleva a esa gente a comportarse como si tuviera toda la razón incluso de aquello que no tiene ni idea? ¿Por qué ese rápido razonamiento tuyo, de última hora, es el correcto? ¿Por que si no tienes ni idea de algo hablas a pesar de todo? ¿Tanto te gusta el tono de tu voz o que te escuchen?
"que cada uno aporte lo que sepa".

¿Por qué tienes que quedarte con la última palabra? ¿Por qué criticas tanto a cierto tipo de personas? Si, por lo que yo veo, vas a terminar igual que ellas dentro de unos años.

¿Por qué tus bromas son buenas y las mías no? Reconozco que tengo un sentido del humor no demasiado bueno y, quizás, tirando a malo. Pero por lo menos no voy diciendo por ahí que tengo buen sentido del humor cuando no es así.

No te metes bien con la gente. Siempre dices "no sé, no sé". Ahora ya no sé cuando lo dices en serio y cuando no. Por lo que te tomaré a coña todo lo que digas y me evito malos rollos.

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jueves, junio 26, 2008

El buen rey

Hubo una vez, hace mucho mucho tiempo, un conde. Este conde gobernaba el pueblo donde había nacido, crecido, jugado, reído y llorado desde que tenía uso de razón. Era un pueblo bastante insignificante y tenía muy poca importancia dentro del gran ducado al que pertenecía. A pesar de ello, el conde no ansiaba más poder y estaba muy contento con lo que poseía e intentaba hacerlo lo mejor posible.

Pasaron algunos años y el conde, ya cansado de que su duque le dijera como tenía que gobernar su querido condado, abdicó.

El problema surgió cuando los habitantes se dieron cuenta de que había que decidir quien sería el nuevo conde ya que el anterior no dejaba descendientes que pudieran ocuparse del cargo.

Por otro lado, a vistas del duque, eso fue lo más beneficioso de todo ya que pudo mandar a alguien que consideraba capacitado para que lo gobernase y, más importante todavía, que le era totalmente fiel.

El nuevo hombre, llevaba de forma extraordinaria los asuntos de gestión y economía del pueblo ya que había sido formado en las mejores escuelas para ello. Además, se había traído consigo a los mejores consejeros que consiguió encontrar de su antigua corte y, de esa manera, poder presentar una cuentas fiables a su gran y poderoso duque y que éste le felicitara por su gran labor.

En un primer momento, todos estaban bastante contentos con un conde tan ilusionado y trataron de instruirle en las cosas que funcionaban en un pequeño pueblo de montaña como era el suyo. Ante esto, y como buen dirigente, se sentaba a escuchar lo que tenían que decir pero no los oía; también asentía con la cabeza cuando le proponían algo pero no lo realizaba.

Finalmente, se terminaron cansando de sus falsas promesas y dejaron de ir a hablar con él. De modo que el granero nuevo que el pueblo necesitaba por si venía un invierno más duro de lo habitual, jamás se construyó.

Muchos pueblerinos pensaron que para vivir así, vivirían mejor en la gran ciudad y hasta allá se trasladaron. Otros, sin embargo, seguían intentando arreglar las cosas ya que se habían pasado toda su vida en el pueblo y no querían que gente de la gran ciudad destrozara toda su belleza. Pero seguían sin conseguir que los escucharan.

Cada vez que iban a su sala de audiencias, no hacían más que repetirles lo mal que había estado llevando las cosas el anterior conde. Y los del pueblo, viendo la situación, se daban cuenta de que administraban bien unas cosas pero mal otras. Con lo que sabían que en realidad los problemas no se habían arreglado, sólo los habían trasladado o cambiado de manos.

Y seguía sin escucharles.

miércoles, junio 11, 2008

Añoranza

Mirar por la ventana aún conservando la esperanza de verla venir con su paso pachorrento, tan campante, como si no pasase nada, como si no estuviera fuera de casa días y noches enteras.

¿Qué le habrá pasado? Esa es la pregunta que en casa nos hacemos todos. Y seguimos observando, esperando, buscándola... Buscamos una explicación lógica sin resultado y nos seguimos preguntando el porqué de su ausencia.

No, ella no se hubiera ido por propia voluntad. Le ha tenido que pasar algo. Alguien la ha tenido que encerrar en algún lado; o se asustó, corrió, se despistó y ahora no sabe regresar a casa.

Es inútil echarle la culpa a alguien. Se fue, como otras tantas veces. La diferencia es que esta vez no volvió. Pero no tendría que haber pasado, ¿por qué no ha vuelto?

Todos la echamos de menos, todos pensamos en ella. Y lo que más nos hace pensar en ella es si estará en algún lugar encerrada, intentando abrir una puerta que no se abre, llamando a alguien para que la rescate. O bien si está en algún lugar, perdida, sin saber volver a casa, buscando algún lugar que reconozca para poder volver.

Miramos por la ventana a lo lejos, esperamos que pase por delante nuestra para poder recogerla, nos paramos a escuchar por si la oímos allá por donde paseamos. Y mientras nos preguntamos si ha sido suficiente lo que hemos hecho, las veces que la hemos ido a buscar por los caminos y los no tan caminos del monte, si hemos preguntado a las suficientes personas. ¿Qué más podemos hacer?

sábado, marzo 08, 2008

Cosas que joden

En la vida hay que hacer cosas que joden.
Por ejemplo, jode pisar una mierda o trabajar.

Cuando estoy en un sitio en el que no debo estar
me quiero morir

o matarte
despacito,
sin prisa
pero sin pausa.

A veces me conformaría con que te callaras,
a veces daría dinero porque te callaras,
a veces daría mi vida porque te callaras,
a veces decapitaría por un segundo de silencio.

En la vida hay que hacer cosas idiotas.
Por ejemplo una: hablar con idiotas
o sonreir a idiotas.

Rodeado de idiotas por los cuatro costados
me quiero morir

o matarlos
por idiotas,
pero son muchos
y me cansa.

Mejor esperar a que mueran por su cuenta.
Veremos, uno por uno, cómo revientan.
Pondremos todos sus órganos a la venta.
A veces decapitaría por un segundo de silencio.

En la vida hay que hacer cosas que hartan.
Por ejemplo harta viajar en el metro sin respirar,
sin aire.

Rodeado de axilas por los cuatro costados
no quiero vivir.
Me voy al campo.
Que los follen.
Que los zurzan.

miércoles, abril 18, 2007

EH! EH! Anónimo chupapollas, jodido anónimo.

Quisiera llamar mi atención sobre un gilipollas y las estupideces que ha dicho en estos comentarios. Realmente no es que se merezca más mención de la ya prestada pero me gustaría decirle unas palabras al sujeto en cuestión:

- A ver, idiota. ¿Por qué no te metes en tus propios asuntos? ¿No te has dado cuenta que hace meses montaste un numerito similar? La única diferencia es que ahora nadie ha saltado en difamaciones y acusaciones en falso. Dices las mismas chorradas que entonces, de la misma forma y con las mismas faltas de ortografía.

¿Acaso cree que es tan sabio que vamos a hacer caso de sus mentiras? Se trata de un estúpido cobarde sin huevos como hay tantos en el mundo. Mira, ni en eso eres original. Tipos como él sobran, se pueden encontrar dos debajo de una piedra.

Y encima aún pensará: "Jeje, que bonito. Ahora vuelvo a desaparecer y nadie sabe quien soy." Pues que sepas que te equivocas. Lo que pasa es que nosotros no vamos por ahí acusando a todo el mundo, eso nos parece una táctica demasiado rastrera; así cualquiera: Tarde o temprano se termina acertando... o no.

Pues que sepas que no tienes nada que hacer. En este blog hace tiempo que no se permiten comentarios anónimos, no es un blog que se hiciera para que la gente se entretenga diciendo su opinión chorras. Los que han tenido algo que decir lo han hecho y todos nos hemos quedado contentos. Así que olvídanos, ya estas de mierda hasta el cuello como para que te echemos nosotros también la que te correspondería.

lunes, marzo 05, 2007

Prisioneros del tiempo

El tiempo siempre está ahí, amenazando y vigilándonos. Nosotros no podemos verlo, no podemos tocarlo; ni siquiera podemos notarlo.

La humanidad ha aprendido formas de sobrepasar la barrera del espacio. Conoce métodos para moverse por el planeta e incluso más allá de forma más o menos segura, eficiente y rápida. Pero, ¿que hay del tiempo? El tiempo sigue transcurriendo sin que nadie sea capaz de pararlo, avanzar o dirigirse a un momento en particular. De modo que sigue transcurriendo segundo a segundo, minuto a minuto... año tras año.

Lo peor de todo es que el tiempo controla absolutamente nuestra vida y nosotros permitimos que siga sucediendo. Os pondré algunos ejemplos: Un trabajador dispone de escasos 20 minutos para comer y volverse al trabajo, 5 minutos para echar la última cabezadita en la cama antes de levantarse, 20 segundos en despedirse de un buen amigo, 8 segundos en cruzar la pista, 45 segundos en contemplar la ciudad bajo la luz de la luna llena, 2 días para estudiar antes de un examen, 30 minutos en llegar deprisa y corriendo al sitio donde has quedado.

Señores, un poco de tranquilidad. ¿No os gustaría echaros en algún lugar hasta que decidas por ti mismo que quieres irte? ¿No sería bueno no disponer de tiempo? ¿Hacer lo que sea, cuando sea? ¿Poder manejar tus propias acciones cuando quisieras? Echo tanto de menos un mundo sin hora...