Prisioneros del tiempo
El tiempo siempre está ahí, amenazando y vigilándonos. Nosotros no podemos verlo, no podemos tocarlo; ni siquiera podemos notarlo.
La humanidad ha aprendido formas de sobrepasar la barrera del espacio. Conoce métodos para moverse por el planeta e incluso más allá de forma más o menos segura, eficiente y rápida. Pero, ¿que hay del tiempo? El tiempo sigue transcurriendo sin que nadie sea capaz de pararlo, avanzar o dirigirse a un momento en particular. De modo que sigue transcurriendo segundo a segundo, minuto a minuto... año tras año.
Lo peor de todo es que el tiempo controla absolutamente nuestra vida y nosotros permitimos que siga sucediendo. Os pondré algunos ejemplos: Un trabajador dispone de escasos 20 minutos para comer y volverse al trabajo, 5 minutos para echar la última cabezadita en la cama antes de levantarse, 20 segundos en despedirse de un buen amigo, 8 segundos en cruzar la pista, 45 segundos en contemplar la ciudad bajo la luz de la luna llena, 2 días para estudiar antes de un examen, 30 minutos en llegar deprisa y corriendo al sitio donde has quedado.
Señores, un poco de tranquilidad. ¿No os gustaría echaros en algún lugar hasta que decidas por ti mismo que quieres irte? ¿No sería bueno no disponer de tiempo? ¿Hacer lo que sea, cuando sea? ¿Poder manejar tus propias acciones cuando quisieras? Echo tanto de menos un mundo sin hora...